miércoles, 20 de mayo de 2009

mis hijos juegan
de pronto hablan y preguntan que es esto de la vida
el más grande
quiere saber por qué el dolor no se va con un vaso de agua

el más pequeño aún no sabe de palabras
pero los dos ríen
cuando se miran
basta una risa
y el mundo cae a sus pies
como una lluvia mansa
que oculta
las dudas de esta vida parca

los amigos se van yendo por la vereda de las sombras
sus vidas se desvanecen
y mis hijos, egoístas,
me devuelven
el secreto
de la inmortalidad
como si fuera una medicina ilegal
que sólo alcanza para que mi vientre de nueves meses calle
y añore su estancias poderosas

va cayendo la tarde
se miran y ríen
al compás de unas manitos que se baten
y unas plastilinas de colores
que arman y desarman mundos
desfachatez de lo cinco años

el otro balbucea y da por aprobada
la poderosa imitación de dios
a las seis de la tarde

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