viernes, 12 de junio de 2009

"Si no barrés la pelusa que está debajo de la cama, algún día nos va a comer". La mierda, pensé yo. Cuánta imaginación para pedir que pasemos la escoba de vez en cuando. Me causó gracia pero no me dieron ganas de barrer.
No debe haber nada más odioso que le digan a una qué hacer cuando el otro también lo puede hacer. Para peor en cuestiones domésticas lo peor es cuando con sutileza se despierta el machismo y pide, ruega, implora o demanda que una limpie.
Por mí, que se vaya a la mierda, él y su pelusa. No hace mal. A lo sumo le hará picar la nariz y tornará de gris alguna cosa que agarre.
por supuesto que no pasé la escoba en ese momento. Pasé el trapo porque si no seguíamos igual o peor que antes. No me molesta limpiar. Me molesta que me lo pidan o me lo hagan notar. Soy desordenada por naturaleza. Sólo me interesa tener mis libros cerca mío, algo para escribir y un buen rato de silencio. La limpieza sólo se despierta cuando tengo que cumplir con algun examen o alguna obligación que detesto, como corregir pruebas, preparar documentación y esas cosas.
Salud a la pelusa que me dio la oportunidad de entrar de nuevo para dejar algo escrito.

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