viernes, 12 de junio de 2009

Instantánea
Una larga espera
Lunes 5 de febrero. 8 de la mañana. Llamadas continuas e insistentes para reservar un viaje hacia Córdoba. Resultado negativo. Ir directamente a la oficina de la empresa SARMIENTO parece ser la única solución. Consulta. Reserva. Y la tranquilidad de que se llegará temprano al destino que se desea o se necesita. 4 de la tarde. Espera semi-ansiosa en la parada acordada. A la hora señalada (como en el far-west) el vehículo esquiva, hace señas de que no hay más lugar y sigue su marcha a velocidad sorprendente. Mientras tanto, la reserva no sirvió de nada. Y la espera se transformó rápidamente en angustia. Al instante en bronca y a los quince minutos en amarga resignación. Ese día llegué tarde por primera vez.
Jueves 15 de febrero. 10 de la mañana. Llamada insistente solicitando una reserva para la una y media. Confirmación. Tranquilidad. Veinte minutos de espera y la ansiedad que carcome el interior. Llamada para reclamar. Respuesta absurda. No había móvil disponible… pero ya se había hecho una reserva. Más que disculpas, una justificación sin sentido. Nuevamente llegué tarde a un compromiso.
Los medios de transporte de Alta Gracia no son una excepción con respecto a los medios de transporte del país. No están en las mejores condiciones, son caros con respecto al servicio que brindan. No les interesa en absoluto tener en cuenta que el usuario se toma el trabajo de buscarlos, hacer reservas y está esperando. Con tal que uno les pague, suficiente.
Mientras tanto, uno llega tarde. Paga lo mismo por esa tardanza y lo peor que ni siquiera escucha una disculpa. La próxima vez optaré por un medio de transporte más económico y sano: caminar. Por lo menos no me quejaré tanto.
Andrea V.

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